lunes, 11 de octubre de 2021

La familia y la codependencia en los trastornos adictivos

 Codependencia

              
              



La familia como sistema recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no existe familia que no se afecte y muestre síntomas de disfunción, cuando uno de sus miembros se enferma de adicción.
Paradójicamente además, la familia afectada por la adicción, termina produciendo un sistema de conductas que apoyan al desarrollo de la adicción. A esto le llamamos codependencia.

Definición de Codependencia

La codependencia se define como el ciclo de patrones de conducta, y pensamientos disfuncionales, que producen dolor, y que se repiten de manera compulsiva, como respuesta a una relación enferma y alienante, con un adicto activo o en una situación de toxicidad relacional.

Quiénes desarrollan Codependencia?

La codependencia puede ocurrir en cualquier persona que está en contacto con la adicción de otra persona, ya sea un familiar, amigo, compañero, pareja o cliente que sufra de adicción. Ademas existen otros desordenes de conducta y enfermedades que pueden generar codependencia, tales como la esquizofrenia, la violencia, el maltrato y las neurosis. Toda persona expuesta a estos desórdenes, puede desarrollar codependencia.
Muchas veces alguien que ha desarrollado codependencia por crecer en una ambiente disfuncional adictivo, no manifiesta grandes síntomas hasta que se casa o forma una relación de pareja. Por otro lado, con mucha regularidad las hijas de adictos, terminan casándose con otros adictos, aún sin que esto sea una decisión consiente.

Cuales son los síntomas de la Codependencia?

 La codependencia se caracteriza por una serie de síntomas tales como:

1.- Dificultad para establecer y mantener relaciones intimas sanas
2.- Congelamiento emocional
3.- Perfeccionismo
4.- Necesidad obsesiva de controlar la conducta de otros
5.- Conductas compulsivas
6.- Sentirse sobre responsables por las conductas de otros
7.- Profundos sentimientos de incapacidad
8.- Vergüenza tóxica
9.- Autoimagen negativa
10.- Dependencia de la aprobación externa
11.- Dolores de cabeza y espalda crónicos
12.. Gastritis y diarrea crónicas
13.- Depresión

Estos síntomas se presentan primero en la relación enferma que produce la tensión, pero luego se transfiere a las demás relaciones del codependiente.

Disfunción Familiar

 Las relaciones familiares y la comunicación se van haciendo cada vez mas disfuncionales, debido a que el sistema familiar se va enfermando progresivamente. La comunicación se hace mas confusa e indirecta, de modo que es mas fácil encubrir y justificar la conducta del adicto. Esta disfunción se va convirtiendo en el estilo de vida familiar y produciendo en muchos casos el aislamiento de la familia de los contactos sociales cotidianos. Las reglas familiares se tornan confusas, rígidas e injustas para sus miembros, asi como los roles de cada miembro familiar que se van distorsionando a lo largo del proceso de avance de la adicción. Todos los miembros de la familia se afectan de este sistema de reglas disfuncionales, y es allí, donde los niños van formando su carácter codependiente, que puede facilitar el desarrollo de adicciones o de relaciones enfermas en el futuro.

Facilitación

La conducta codependiente es una respuesta enferma al proceso adictivo, pero además se convierte en un factor clave en la evolución de la adicción. O sea que la codependencia promueve el avance del proceso adicctivo. A este concepto le llamamos "facilitación". Existen diversas formas que toma la facilitación que oscilan entre la colaboración y la agresión. Los codependientes no pueden darse cuenta de que están facilitando el problema, en parte por la negación y en parte porque están convencidos que su conducta esta justificada, debido a que están "ayudando" a que el adicto no se deteriore más, y a que la familia no se desintegre. Tenemos una sección entera que se refiere a este tema.

Maldiagnóstico

Es más frecuente de lo que pensamos, que las personas codependientes acudan en busca de ayuda médica, pero sin mencionar el problema que les aqueja en el seno familiar, por lo que los profesionales de salud encargados de hacer el diagnóstico, terminan etiquetándolo como "depresión" o simplemente "estres". A pesar de que la codependencia cursa con sentimientos depresivos, es importante tener en cuenta de que la depresión en este caso, es un síntoma de la codependencia, y esta a su vez es causada por el proceso adictivo que ocurre en la familia. Si se logra hacer el diagnóstico correcto, es más probable que la familia reciba la ayuda apropiada para resolver la codependencia y la adicción.

Codependencia Profesional

 Los profesionales de la salud que trabajamos en esta área del tratamiento de las adicciones, siempre estamos en riesgo de desarrollar codependencia como resultado de la exposición crónica a la adicción de nuestros pacientes. Los que tenemos experiencia, sabemos eso y nos protegemos, manteniendo nuestro cuidado personal y los límites sanos en la relación terapéutica. Sin embargo con alguna regularidad los profesionales se "enganchan" en relaciones codependientes, con las personas que sufren de adicción o con sus familias. Muchas veces la intención es genuinamente la de ayudar, pero no ayuda en nada establecer una relación codependiente con un adicto. Las manifestaciones de esta codependencia podrían ser muy variadas, desde asumir responsabilidad por el adicto, hasta protegerlos de las consecuencias de sus decisiones, y darle sermones repetitivos, o nunca referirlos a los servicios de tratamiento para adicciones. Pronto estaremos ampliando acerca de este tema que nos parece de especial relevancia.

Recuperación de la Codependencia

Así como la adicción es una enfermedad tratable, la codependencia también lo és. El tratamiento de la codependencia puede consistir en una mezcla de psicoterapia y asistencia a grupos de autoayuda, hasta sesiones estructuradas de terapia familiar. Muchas veces la recuperación de una familia afectada por la adicción, comienza con la recuperación de los codependientes, sin embargo es necesario que el codependiente ponga el foco en su propia recuperación y cuidado personal, para que esto ocurra.
Los grupos de autoayuda para familiares de adictos, tales como: Familias Anónimas, Alanon y Codependientes Anónimos son de gran utilidad en el proceso de recuperación familiar y de la codependencia.

La codependencia es el resultado del impacto de la adicción en la familia. Esta codependencia se manifiesta a través de patrones de conducta y relación que son disfuncionales y que facilitan el desarrollo de la adicción. La codependencia es tratable y la recuperación es posible.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

LA FAMILIA, SOPORTE PARA LA RECUPERACIÓN DE LA ADICCIÓN A LAS DROGAS.

 

LA FAMILIA, SOPORTE PARA LA RECUPERACIÓN DE LA ADICCIÓN A LAS DROGAS.

RESUMEN

 

La adicción a las drogas representa para la sociedad actual un importante problema de salud pública, y para optimizar su tratamiento se requiere mayor comprensión, y por esta vía mayor aceptación, del origen multicausal de sus efectos y de la necesidad de una intervención integral. En el presente artículo se mencionan nueve áreas o dominios que deben tenerse en cuenta para asegurar resultados positivos en el tratamiento de los pacientes con enfermedad producto de la adicción a las drogas, entre los que se destaca el soporte familiar. Y se presenta una propuesta que señala como lograr la vinculación de la familia a través de la aplicación de una metodología, en la cual se definen los principios y guías que deben tenerse en cuenta durante el proceso de tratamiento y recuperación de la adicción a las drogas. Y cuando exista carencia del núcleo primario familiar deben implementarse estrategias sustitutas de soporte social.

 

INTRODUCCIÓN

LA FAMILIA, SOPORTE PARA LA RECUPERACIÓN DE LA ADICCIÓN A LAS DROGAS

para describir el proceso de la enfermedad resultante de la adicción a las drogas. Este concepto se refiere a la cantidad y cualidad de recursos internos y del ambiente del individuo, en los cuales se apoya para mantener la recuperación del problema de abuso y adicción a las drogas. Para ejemplarizar la aplicación del término, invitan a comparar el concepto de con una cebolla, formada por un núcleo central y capas envolventes circulares alrededor de este núcleo. Las características individuales que pueden apoyar la recuperación se sitúan en el núcleo, que está rodeado de manera más próxima por capas concéntricas, que asemejan las condiciones familiares y sociales; y éstas, a su vez, está rodeada por capas más externas que ejemplarizan el ambiente comunitario y cultural en el que se desenvuelve el individuo, los cuales juegan también un papel muy importante en el tratamiento de la enfermedad como producto de la adicción y abuso a las drogas.

reconocidos por su importancia para intervenir de manera positiva este problema. Estas áreas incrementan la efectividad de recuperación que soporta las intervenciones preventivas y terapéuticas en el tema.

Ellas son:

1. Asistencia y soporte al núcleo familiar.

2. Acceso o continuidad en procesos involucrar familiar al usuario.

3. Atención a las necesidades y requerimientos del paciente.

5. Soporte y empoderamiento familiar.

8. Acompañamiento y apoyo al usuario residente.

Uno de los aspectos cruciales en el proceso de atención del problema del consumo de drogas, intervención que debe realizarse a la familia, ya que ésta se afecta de manera compleja durante todo el período en el que se desarrolla la enfermedad por abuso y adicción a las drogas. Pueden encontrarse situaciones extremas, en las cuales la familia ha perdido toda la credibilidad en la posibilidad de recuperación de su familiar, que genera una posición negativa y de rechazo inicial a la posibilidad de éxito en el tratamiento Lo anterior, debe intervenirse a través de espacios que brinden información suficiente sobre el proceso de la enfermedad, y en los cuales se busque recuperar los procesos críticos afectados de la relación familiar, tales como la autoridad, la comunicación y la afectividad.

Se reconoce, en todo caso, a la familia y al entorno social como un grupo causal relevante para los trastornos por uso de sustancias psicoactivas.

 

LA FAMILIA, SOPORTE PARA LA RECUPERACIÓN DE LA ADICCIÓN A LAS DROGAS

¿Qué hacer?, ¿Cómo hacerlo? son los dos interrogantes que intentará resolver a través de una propuesta que señala las estrategias, acciones e intervenciones que deben tenerse en cuenta para realizar una intervención familiar efectivo. Esta propuesta de intervención está dirigida a crear condiciones de soporte para cada uno de los integrantes del grupo familiar, en procura de generar un ambiente de protección frente al consumo y de lograr la recuperación del abuso y adicción a las drogas.

MODELO DE INTERVENCIÓN FAMILIAR

A continuación, se describe un ejercicio de principios y guías, que pretende ejemplarizar estrategias encaminadas a proteger y recuperar al individuo de la amenaza del consumo y la adicción a las drogas. Estos principios y guías se soportan en el desarrollo y actuación de la familia, considerada eje fundamental para la recuperación del problema de la adicción a las drogas:

1. La familia debe convertirse en soporte importante para la atención del problema del consumo y adicción a las drogas, integrándose de manera decidida desde el inicio del tratamiento y participando de manera activa en las diferentes intervenciones terapéuticas que se realicen.

Cuando la familia conoce del proceso de la adicción a las drogas y se involucra en el tratamiento, el individuo con problemas de abuso de drogas tiene un mejor pronóstico de recuperación. Por ello, las intervenciones terapéuticas que se realicen deben estar orientadas al restablecimiento de la armonía en las relaciones de la familia. Esta armonía se logra a través de intervenciones individuales y grupales que buscan,

entre otras:

a) Desarrollar capacidades para enfrentar las dificultades, trabajando en los sentimientos de culpa y en la recuperación del optimismo.

b) Favorecer la restauración de jerarquías, incrementando la autoridad positiva de las figuras paternas.

c) Identificar en la familia formas adecuadas de comunicación que fomenten la recuperación de la confianza entre sus miembros.

d) Incrementar en la familia las habilidades afectivas, para que se puedan expresar adecuadamente tanto los sentimientos positivos como los negativos.

2. Cuando se producen intervenciones terapéuticas y el paciente regresa a su

hogar, la familia debe estar en capacidad y disposición de hacer uso de las herramientas adquiridas durante el tratamiento, asumiendo actitudes y comportamientos que ayuden al mantenimiento de los logros alcanzados.

 Las herramientas adquiridas por la familia durante el tratamiento deben posibilitar la implementación de cambios en el modo como se relacionan sus integrantes con el sujeto en

tratamiento. Los cambios deben reflejarse en las siguientes actitudes y

comportamientos:

a) La familia es más solidaria y manifiesta más el afecto.

b) Las normas relacionadas con el paciente son concertadas con él, no obstante, se exige su cumplimiento y se establecen sanciones si no se cumplen.

c) Los padres o figuras de autoridad comparten y respaldan sus opiniones sobre actitudes y medidas disciplinarias decididas por ellos.

d) Hay acuerdo por parte de todo el grupo familiar en el manejo que se le debe dar al conflicto.

e) Los roles de cada miembro del grupo familiar están bien definidos y la comunicación es clara y directa.

3. La familia debe vincularse a redes de apoyo que le brinden acompañamiento

y soporte en el proceso de recuperación del paciente, para desarrollar conocimientos y actitudes que buscan el mantenimiento de los cambios positivos logrados y la contención en situaciones de crisis. La familia debe continuar en un proceso de acompañamiento profesional.

La duración de estos procesos de acompañamiento se define de acuerdo al aprendizaje conceptual y actitudinal del grupo familiar con respecto a las necesidades generadas por ellos, para enfrentar y apoyar situaciones que se deriven durante el proceso de tratamiento. Así, entonces, la familia debe participar en un esquema de reuniones o encuentros de acompañamiento con profesionales del grupo interdisciplinario en salud, en los cuales se evalúen aspectos como:

a) El cumplimiento del paciente de las normas concertadas.

b) La valoración de los cambios que se han identificado en el paciente y en los miembros del grupo familiar.

c) El reconocimiento y seguimiento de lo que el paciente ha estado haciendo de manera autónoma.

d) Las dificultades que se han presentado en el funcionamiento de

la familia.

El grupo familiar deberá vincularse a grupos de soporte y apoyo socio-familiar; en ellos, podrá expresar sus emociones y compartir temores y/o expectativas con otras familias que transitan por la etapa de reincorporación del paciente al grupo familiar y a la vida social activa y productiva.

4. El soporte familiar y social ofrecido al paciente debe posibilitar su individuación y autonomía en el proceso de rehabilitación. Una de las consecuencias del abuso y la adicción a las drogas es que el paciente suele ser visto en su hogar como una persona incompetente, poco responsable y por lo tanto necesitada de protección familiar.

 Para intervenir este factor de riesgo es necesario un proceso de instrucción familiar, para que el

paciente con problemas de abuso de drogas sea visto por su familia, su entorno y él mismo, como alguien que puede destacarse en alguna actividad productiva, socialmente aceptada y gratificante para el individuo. En búsqueda de este logro la familia debe:

a) Redefinir el rol del individuo en recuperación como persona

competente y con potencial para lograr su individuación.

b) Promover la iniciativa, autonomía y espontaneidad del paciente,

facilitando su participación en la toma de decisiones y asunción de

responsabilidades.

c) Promover el desarrollo de su identidad, teniendo respeto por sus

ideas.

d) Estimular su vinculación con redes que favorezcan la formación y/o capacitación para el trabajo.

5. La familia debe recibir educación sobre las señales de alerta de posibles

recaídas del paciente, que le permitan actuar de manera proactiva, para prevenirlas y aceptarlas cuando ocurran, como parte del proceso de recuperación.

La familia requiere un proceso educativo para manejar conceptos de recuperación y recaída en el consumo de drogas. Este proceso le permitirá al núcleo familiar identificar las señales de peligro para prevenirlas y, además, facilitará una actuación adecuada y consciente, en caso de que llegaren a presentarse nuevos episodios de consumo.

 Es muy útil que la familia elabore un inventario diario de señales que puedan ser indicio de un estancamiento del proceso de recuperación. Algunas de estas señales son:

a) Cambios en el estilo de vida o tendencia a romper rutinas, como despertar y levantarse más tarde o dejar de cumplir algunas responsabilidades.

b) Negación frente a llamados de atención.

c) Deterioro de las relaciones afectivas, con expresión inadecuada de ira y/o depresión. Cuando se identifique alguno de estos comportamientos, debe hacerse una revisión con el paciente de dichos

aspectos.

d). El individuo en tratamiento que no cuente con familia debe ser vinculado

a una red de apoyo equivalente, que sustituya las funciones de acompañamiento, comunicación y

afecto.

Cuando no hay una familia que asuma el acompañamiento del paciente en recuperación, es necesario acudir a grupos humanos y sociales alternativos en los que está inmerso el paciente, esto es, su red de apoyo social. De no existir una red de apoyo social positiva, debe elaborarse un plan para su construcción. La red de apoyo puede estar constituida por amigos o parientes, a los cuales es importante contactar y motivar para su vinculación al proceso de recuperación. Cuando no se cuenta con esta posibilidad, se debe acceder a instituciones que presten este tipo de soporte, donde se provea al paciente un ambiente y condiciones mínimas de afecto, soporte material y espiritual, guía, consejo y afianzamiento de la identidad. Es importante tener en cuenta que el proceso de apoyo social debe ser concebido como un “dar y recibir”, en el que el paciente debe asumir una serie de responsabilidades que lo preparen para el ejercicio de su autonomía. Será, entonces, el objetivo más importante de la vinculación con una red de apoyo social: la estabilización emocional y afectiva, y la preparación para asumir una vida independiente, en la que pueda reconstruir una nueva y propia red de apoyo social.

domingo, 29 de agosto de 2021

La enfermedad del alcoholismo, tipos de bebedores, faces.

 


Alcohol. Esta palabra hace referencia a una de las sustancias psicoactivas legales más populares y consumidas en todo el mundo. Esta sustancia actúa como depresor del sistema nervioso central, desordenando las membranas neuronales y aumentando la movilidad de las moléculas presentes en el cerebro.

Se ha comprobado que la toma de pequeñas cantidades diarias mejora la salud y protege contra enfermedades cardíacas, produciendo además sensación de excitación, disminuyendo el nivel de ansiedad y las frecuencias cardíaca y respiratoria. Sin embargo, en dosis más elevadas disminuye el nivel de conciencia y la coordinación psicomotriz entre otros efectos, y de mantener un consumo continuado puede desembocar en una dependencia hacia esta sustancia, también conocida como alcoholismo, que de mantenerse a lo largo de un periodo de al menos doce meses que puede provocar lesiones en diversas áreas cerebrales.

¿Qué es la dependencia?



Se entiende por dependencia aquel cuadro caracterizado por la existencia de la adquisición de una tolerancia notable necesitando incrementar la cantidad de sustancia para conseguir los efectos deseados, la presencia de síntomas de abstinencia, el uso prolongado de la sustancia más allá de lo que pretendía el consumidor, el deseo persistente de suprimir o controlar la conducta, el deterioro de otras actividades debido a la realización continua de actividades para conseguir la sustancia y la toma de sustancia a pesar de conocer la afectación que esta provoca sobre la propia persona.

En el caso de la dependencia al alcohol, esta dinámica de toma constante de bebidas alcohólicas tiende a desembocar en una serie de lesiones a nivel neurológico.

Dichas lesiones se producen en el cuerpo calloso, la protuberancia y el sistema líbico, lo que explica la existencia de problemas de memoria y reacciones emocionales intensas. Asimismo también disminuye la densidad de las conexiones de las dendritas de las neuronas y el número de éstas en cerebelo e hipocampo, cosa que incide en la capacidad de coordinación motora y aprendizaje.



Tipos de alcoholismo según la clasificación de Jellinek



Existe un gran número de causas y pautas de consumo del alcohol en personas dependientes.

En este sentido se han establecido un gran número de clasificaciones, destacando la propuesta por Jellinek. Este autor clasifica a los bebedores y a los alcohólicos en cinco grupos distintos, con el fin de indicar los problemas sociales y terapéuticos propios de cada grupo.

1. Bebedores tipo Alpha
Este tipo de bebedor realiza un consumo exagerado y excesivo con el objetivo de mitigar los efectos de una enfermedad mental o médica. En estos bebedores no hay una verdadera dependencia, con lo que en realidad esta clasificación no entraría dentro del concepto de alcoholismo.

2. Bebedores tipo Beta

En este tipo de bebedores no existe tampoco una verdadera dependencia alcohólica. Se ven incluidos en esta clasificación los bebedores sociales, que consumen excesivamente cosa que les puede provocar una lesión somática.

3. Alcoholismo tipo Gamma

Este tipo de individuos presentan una verdadera adicción, manifestando una clara pérdida de control ante la bebida, craving o deseo desmesurado por acceder a ella, tolerancia al alcohol y adaptación a sus metabolitos. Dentro de este grupo se encontrarían los sujetos alcohólicos crónicos.

4. Alcoholismo tipo Delta

Los sujetos incluidos en esta categoría presentan también una adicción al alcohol, presentando incapacidad para mantener la abstinencia pero sin presentar una pérdida de control ante la bebida. Dicho de otro modo, necesitan beber de forma asidua, pero sin llegar a estar ebrio.

5. Alcoholismo tipo Epsilon

El llamado alcoholismo periódico se da en los sujetos que presentan pérdida de control ante la bebida y problemas conductuales, pero consumiendo de forma esporádica, pasando largos periodos entre toma y toma.

Fase del alcoholismo 



Fase prealcohólica

La ingesta de alcohol se produce de forma “social” va progresando a ser una alternativa para aplacar las tensiones del día a día. Como hemos dicho, la sensación de dopamina en el cerebro alegra el día, pero cuidado con que empiece a ser cotidiano.
La tolerancia al alcohol aparece relativamente pronto. Un día es una caña después de salir del trabajo, luego es una copa…Empieza a beber alcohol antes y después de ingerirlo socialmente. 
La malsana copa de “cobertura” en casa mientras te preparas para salir con los amigos.Necesita beber cada vez mayor cantidad y con más frecuencia para obtener los efectos psicotrópicos deseados.

Alcoholismo temprano

Episodios cortos de amnesia. La memoria falla, aunque esto no es general.
Los síntomas de abstinencia empiezan a aparecer y el sujeto inicia cada vez más tempranamente la ingesta de alcohol.
Algunos sujetos empiezan a padecer de trastornos del sueño, despertándose durante la noche.
El alcohol comienza a ser una preocupación e interfiere en la vida: absentismo laboral, excusas sociales e incluso pequeños robos para conseguir alcohol.
Sentimientos de culpa. El bebedor esconde las botellas o bebe a escondidas. Sin embargo en este periodo el sujeto suele desmentir sus problemas con el alcohol.

  
Fase crucial
Pérdida de control sobre el comportamiento.
La persona se vuelve adicta.
Tolerancia reducida: en esta fase el sujeto podría llegar a tener los mismos efectos del alcohol con menos cantidad por lo que parece que tiene más control de la situación. Arma de doble filo, ya que piensa que ya lo tiene controlado.
La vida social empieza a desintegrarse: trabajo, familia, amigos, etc…

Fase crónica
El alcohol ha vencido a la persona que puede llegar a pasar periodos de más de una semana ebria e ingerirá todo tipo de sustancias que contengan alcohol.
Lesiones físicas. El hígado se resiente y el cerebro sufre cambios físicos. Déficits vitamínicos, muchos de ellos derivados de la despreocupación por la higiene y la nutrición. Causas que puede llevar al coma etílico y la muerte.

Trastornos derivados del alcoholismo

El consumo abusivo de alcohol puede provocar problemas graves en la salud física y mental de los consumidores.

Intoxicación alcohólica

Entre ellos destaca la intoxicación etílica, es causada por la ingestión reciente de una cantidad elevada de alcohol (o bien consumido con una velocidad excesiva) y se caracteriza por la presencia de cambios psíquicos y conductuales como agresividad, euforia, control muscular deficiente, enlentecimiento mental y físico, farfulleo, alteraciones de memoria, percepción y atención. Puede ir de la simple ebriedad al coma etílico y la muerte.

Síndrome de abstinencia

Otro de los trastornos relativos al consumo de alcohol es el síndrome de abstinencia. Este síndrome, que se da ante el cese o interrupción brusca en consumidores crónicos, suele iniciarse con temblores entre las siete y cuarenta y ocho horas el último consumo.

Son frecuentes la ansiedad, agitación, temblor, insomnio, náuseas e incluso las alucinaciones. Las alteraciones de este síndrome dependen en gran medida del tiempo y cantidad de consumo frecuente, pudiendo presentarse convulsiones y crisis epilépticas, alucinosis alcohólica o incluso delirium tremens como una de las manifestaciones más graves de abstinencia.



En el caso del delirium tremens, es muy importante recurrir a ayuda médica con urgencia, ya que un 20% de los casos son mortales en caso de no acudir al hospital, e incluso contando con intervención de especialistas, un 5% de las personas mueren. Este cuadro clínico aparece en 3 fases:

Primera fase: ansiedad, taquicardia, insomnio y mareos.

Segunda fase: 24 horas después, los síntomas anteriores se agravan y aparecen temblores y abundante sudoración.

Tercera fase: alucinaciones, desorientación, taquicardia, delirios y estupor.

Amnesias inducidas por alcohol

También son conocidos los blackout, o amnesias parciales, que se pueden clasificar en amnesia dependiente del estado (en que se olvidan acciones realizadas durante la ebriedad que solo se recuerdan en estado de embriaguez), fragmentaria (amnesia de lo ocurrido durante la embriaguez con algunos momentos intermedios preservados) o en bloque (olvido total de lo ocurrido durante la borrachera).

El abuso habitual del alcohol hace que mueran muchas neuronas del hipocampo, y como consecuencia aparecen problemas a la hora de crear recuerdos sobre lo que ocurre cuando el nivel de alcohol en sangre es alto. A la vez, los problemas de memoria declarativa pueden permanecer en el largo plazo.

Trastornos del sueño
Se producen también dificultades de sueño, disminuyéndose el sueño REM e incrementándose las fases 2 y 3 del sueño no REM para producirse en la segunda mitad de la noche un repunte del sueño REM que puede despertar al individuo.

Trastornos crónicos

Al margen de estos trastornos de carácter agudo, también pueden presentarse trastornos crónicos tales como el Síndrome de Wernicke-Korsakoff, alteraciones cognitivas (pérdida de memoria, disminución de capacidad de juicio y planificación o deterioro de la atención entre otras) o disfunciones sexuales, de personalidad (incluyendo celos patológicos en las relaciones de pareja) y otros trastornos neurológicos y hepáticos.

Tratamientos eficaces establecidos
A nivel farmacológico, se emplean distintos medicamentos para tratar la dependencia al alcohol. Destaca el uso de disulfiram para producir una respuesta aversiva a tomar alcohol y la naltrexona para frenar el craving o deseo de consumo.

Respecto al tratamiento psicológico, a lo largo del tiempo se han creado múltiples programas y tratamientos con el fin de combatir el alcoholismo. De entre ellos algunos de los más eficaces en la actualidad son la aproximación al refuerzo comunitario, la terapia cognitivo-conductual y la terapia familiar y de pareja.

1. Aproximación al refuerzo comunitario o "Community Reinforcement Approach" (CRA)

Programa ideado teniendo en cuenta la importancia de la familia y la sociedad a la hora de reforzar la sobriedad del alcohólico. Se emplean en él técnicas motivacionales y refuerzo positivo. El objetivo principal del programa es reducir el consumo y aumentar el comportamiento funcional.

Se emplea disulfiram, entrenamiento en habilidades de comunicación, entrenamiento en técnicas de búsqueda de empleo, actividades lúdicas no compatibles con el alcohol y entrenamiento en manejo de contingencias para resistir la presión social a beber mediante sensibilización encubierta. Se trata del programa con el mayor nivel de eficacia comprobado.

2. Terapia cognitivo-conductual
Incluye entrenamiento en habilidades sociales y afrontamiento y prevención de recaídas.

En el primer paso se pretende producir un aumento de la capacidad de manejo de las situaciones que desencadenan el deseo de beber, preparando para el cambio, enseñando habilidades de afrontamiento y generalizándolas a la vida cotidiana.

Respecto a prevención de recaídas, se incide en la posibilidad de que el sujeto vuelva a beber en una ocasión (caída), diferenciándolo de la recaída (reinstauración del hábito) para que no se dé un efecto de la violación de la abstinencia (creando disonancia cognitiva y auto atribución personal de la adicción, cosa que a la larga provoca una culpabilidad que facilita la recaída).

3. Terapia familiar y de pareja

Componente esencial en los programas de tratamiento. Por sí solo también resulta de una gran efectividad. Al margen del propio problema, se focaliza en cómo éste afecta a la relación de pareja y refuerza la comunicación, negociación y actividades que facilitan mantener la relación de forma correcta.

En conclusión
A pesar de que el alcoholismo es un problema crónico, en un gran número de casos el pronóstico una vez normalizada la conducta es positivo: se ha observado que se ha logrado en más de un 65% de los casos tratados mantener controlada la abstinencia. Sin embargo, es necesario detectar el problema a tiempo e iniciar un tratamiento lo más rápidamente posible para evitar que el sistema nervioso quede muy dañado.

En algunos casos, además, la retirada del consumo de alcohol debe hacerse de manera controlada y supervisada por médicos, ya que el síndrome de abstinencia puede dar pie a muchos problemas o incluso llevar a la muerte.

Referencias bibliográficas:

American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
Hunt, G.M. y Azrin, N.H. (1973). A community-reinforcement approach to alcoholism. Behaviour Research and Therapy,11, 91-104
Jellinek, E.M. (1960). The disease concept of alcoholism. New Brunswick: Hillhouse Press
Kopelman, M.D. (1991). Non-verbal, short-term forgeting in the alcoholic Korsakoff syndrome and Alzheimer-type dementia. Neuropsychologia, 29, 737-747.
Marlatt, G.A. (1993). La prevención de recaídas en las conductas adictivas: un enfoque de tratamiento cognitivo-conductual. En Gossop, M., Casas, M. (eds.), Recaída y prevención de recaídas. Barcelona: Ed.Neurociencias.
Santos, J.L; García, L.I.; Calderón, M.A.; Sanz, L.J.; de los Ríos, P.; Izquierdo, S.; Román, P.; Hernangómez, L.; Navas, E.; Ladrón, A y Álvarez-Cienfuegos, L. (2012). Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.

domingo, 22 de agosto de 2021

¿El consumo de drogas siempre implica riesgos?

  


 

 

Drogas y alcohol Dejar un comentario


El consumo de drogas conlleva unos riesgos que no se deben olvidar. Son riesgos genéricos, comunes a todas las sustancias e independientes de las formas de consumo; es decir, estos riesgos se dan sin que para ello el sujeto tenga que ser un adicto.

Riesgos asociados a los efectos psicoativos de las sustancias

El consumo de sustancias modifica el comportamiento y puede ocasionar problemas, en ocasiones, fatales. Los accidentes son uno de ellos. Cuando las personas están bajo los efectos de alguna sustancia, se altera la percepción (tanto visual como auditiva), los reflejos y la capacidad de respuesta motora. Esto tiene como consecuencia un importante número de accidentes de tráfico, accidentes domésticos (caídas o roturas) o accidentes laborales (manipulación errónea de maquinaria).

Las drogas, en general, disminuyen los mecanismos de inhibición y de autocontrol. Por ello es muy común que las personas bajo los efectos de sustancias sean más proclives a las peleas y otras situaciones de violencia callejera como rotura del mobiliario urbano, actitudes desafiantes y agresivas entre personas y/o grupos, que pueden llegar incluso hasta las agresiones físicas graves.

También en los acercamientos sexuales influyen las drogas porque la desinhibición facilita las relaciones sociales y los encuentros y porque el estado de descontrol hace que las personas digan o hagan todo aquello que les va surgiendo, incluido un encuentro sexual. Además, las personas en una situación de desinhibición, pueden no tomar las medidas profilácticas necesarias para la prevención de enfermedades infectocontagiosas y de embarazos no deseados.

Riesgo de ocupar un lugar central

Las drogas generan el deseo de repetición del consumo, por lo que pueden llegar a ocupar un lugar central en la vida y a provocar un recorte de la libertad.

En innumerables conversaciones y debates sobre las drogas se han utilizado expresiones como que las drogas esclavizan, impiden la libertad…, comentarios todos ellos reales, pero que dichos en un contexto de alarma, confieren a las sustancias un carácter pecaminoso o demoniaco que es importante evitar.

El placer que provoca el consumo de sustancias es inmediato, por lo que es muy común volver a consumirlas. La posibilidad de la reincidencia es real y es difícil marcar la frontera entre el uso y el abuso.

En las situaciones en las que el consumo ya es habitual, las actividades en torno al mismo son cada vez más importantes y el individuo empieza a dejar de hacer muchas cosas que hasta entonces formaban parte de su vida cotidiana. Abandonar otras actividades para satisfacer el consumo, implica la reducción de opciones vitales y el aislamiento creciente del individuo. Es decir, precisamente ese “dejar de lado otras cosas de la vida” es lo que constituye un riesgo.

Riesgo para las relaciones personales

Cuando tomamos cualquier droga, el funcionamiento de nuestro organismo se altera y nuestra manera de actuar y de relacionarnos también se modifica.

En principio, las drogas legales se toman en situaciones sociales con objeto de facilitar el encuentro con los otros, de relajarse, de distender la comunicación, etc. Para algunas personas ese consumo social es imprescindible para poder relacionarse: así se convierte en un riesgo. Por ejemplo, qué difícil se le hace a un exfumador no coger un cigarrillo en una reunión de trabajo, durante una conversación telefónica, en una sobremesa con amigos, etc.

Asimismo, cuando una persona consume sistemáticamente alguna sustancia, puede tener cambios bruscos en su estado de ánimo o manifestar actitudes y comportamientos (como el desinterés, la locuacidad, la impulsividad, llegando incluso a la violencia) que repercuten directamente en sus relaciones personales.

Riesgo para el organismo

Todas las drogas, dependiendo de las formas de consumo, suponen un riesgo para el organismo, porque alteran y dañan su funcionamiento y aunque cada una de ellas incide especialmente en un órgano concreto, todas con mayor o menor intensidad dejan su impronta en el sistema nervioso central.

Las drogas provocan en el sistema nervioso central:

            · A nivel orgánico: degeneración y atrofia del cerebro, neuropatías, cefaleas y accidentes vasculares como el infarto cerebral.

            · A nivel de funcionamiento: desorientación y confusión, percepción alterada de la realidad, estados de pánico, depresión, psicosis, paranoia, somnolencia, desinhibición, excitación, comportamientos agresivos, irritabilidad, dificultad de concentración, alteraciones de la memoria, falta de control del pensamiento, alucionaciones, fluctuaciones del humor, trastornos psicológicos, etc.

El sistema circulatorio también se ve afectado. Las drogas producen dolencias como: hipertensión, arritmias, enfermedades cardiovasculares, trombosis, infartos, etc,

El sistema digestivo las drogas pueden producir trastornos nutricionales como bulimia y anorexia nerviosa, alteración del proceso de digestión, acidez de estómago, diarrea, estreñimiento severo, afecciones renales, hepatitis, cirrosis y cáncer de esófago, páncreas y vejiga.

El sistema respiratorio también puede verse afectado: irritación de las vías respiratorias, inflamación de los bronquios, disminución de la capacidad pulmonar, depresión respiratoria, diseña, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón.

En el sistema locomotor producen descoordinación motora, letargo, relajamiento muscular, reducción de la percepción del dolor, hiperactividad motora, pérdida del equilibrio, vértigo, temblores y movimientos convulsivos, ausencia de fatiga y, en otros casos, sensación de fatiga permanente.

En el sistema reproductor las drogas pueden provocar apatía sexual o impotencia. En los varones puede dificultar la erección y disminuir la eyaculación. En las mujeres, ausencia de menstruación, problemas en la ovulación, etc.

En caso de embarazo, el consumo de drogas supone un peligro para el feto: riesgo de parto prematuro, de malformaciones en las extremidades, de malformaciones a nivel cerebral…

Las drogas por sí mismas, junto a las alteraciones que provocan en el organismo, favorecen el desequilibrio inmunológico: disminuyen las defensas y, por ello, las posibilidades de infecciones son muy elevadas.

Riesgo de adicción

Todas las drogas pueden provocar adicción, esa dependencia que impide a los individuos desarrollar su vida normal y que tiene además efectos negativos en su entorno más próximo por la pérdida del trabajo, el deterioro de las relaciones (familiares, de amistad y de trabajo), la pérdida de bienes materiales, etc.

Si se llega a este último eslabón del proceso para superarlo se requieren, en la mayoría de los casos, ayuda especializada.

Es tan arriesgado para la vida que las administraciones invierten importantes recursos para, a través de la educación y la formación, evitar que las personas crucen la frontera hacia la adicción.

La familia y la codependencia en los trastornos adictivos

  Codependencia                               La familia como sistema recibe de manera frontal el impacto de una adicción, de modo que no ex...