domingo, 22 de agosto de 2021

¿El consumo de drogas siempre implica riesgos?

  


 

 

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El consumo de drogas conlleva unos riesgos que no se deben olvidar. Son riesgos genéricos, comunes a todas las sustancias e independientes de las formas de consumo; es decir, estos riesgos se dan sin que para ello el sujeto tenga que ser un adicto.

Riesgos asociados a los efectos psicoativos de las sustancias

El consumo de sustancias modifica el comportamiento y puede ocasionar problemas, en ocasiones, fatales. Los accidentes son uno de ellos. Cuando las personas están bajo los efectos de alguna sustancia, se altera la percepción (tanto visual como auditiva), los reflejos y la capacidad de respuesta motora. Esto tiene como consecuencia un importante número de accidentes de tráfico, accidentes domésticos (caídas o roturas) o accidentes laborales (manipulación errónea de maquinaria).

Las drogas, en general, disminuyen los mecanismos de inhibición y de autocontrol. Por ello es muy común que las personas bajo los efectos de sustancias sean más proclives a las peleas y otras situaciones de violencia callejera como rotura del mobiliario urbano, actitudes desafiantes y agresivas entre personas y/o grupos, que pueden llegar incluso hasta las agresiones físicas graves.

También en los acercamientos sexuales influyen las drogas porque la desinhibición facilita las relaciones sociales y los encuentros y porque el estado de descontrol hace que las personas digan o hagan todo aquello que les va surgiendo, incluido un encuentro sexual. Además, las personas en una situación de desinhibición, pueden no tomar las medidas profilácticas necesarias para la prevención de enfermedades infectocontagiosas y de embarazos no deseados.

Riesgo de ocupar un lugar central

Las drogas generan el deseo de repetición del consumo, por lo que pueden llegar a ocupar un lugar central en la vida y a provocar un recorte de la libertad.

En innumerables conversaciones y debates sobre las drogas se han utilizado expresiones como que las drogas esclavizan, impiden la libertad…, comentarios todos ellos reales, pero que dichos en un contexto de alarma, confieren a las sustancias un carácter pecaminoso o demoniaco que es importante evitar.

El placer que provoca el consumo de sustancias es inmediato, por lo que es muy común volver a consumirlas. La posibilidad de la reincidencia es real y es difícil marcar la frontera entre el uso y el abuso.

En las situaciones en las que el consumo ya es habitual, las actividades en torno al mismo son cada vez más importantes y el individuo empieza a dejar de hacer muchas cosas que hasta entonces formaban parte de su vida cotidiana. Abandonar otras actividades para satisfacer el consumo, implica la reducción de opciones vitales y el aislamiento creciente del individuo. Es decir, precisamente ese “dejar de lado otras cosas de la vida” es lo que constituye un riesgo.

Riesgo para las relaciones personales

Cuando tomamos cualquier droga, el funcionamiento de nuestro organismo se altera y nuestra manera de actuar y de relacionarnos también se modifica.

En principio, las drogas legales se toman en situaciones sociales con objeto de facilitar el encuentro con los otros, de relajarse, de distender la comunicación, etc. Para algunas personas ese consumo social es imprescindible para poder relacionarse: así se convierte en un riesgo. Por ejemplo, qué difícil se le hace a un exfumador no coger un cigarrillo en una reunión de trabajo, durante una conversación telefónica, en una sobremesa con amigos, etc.

Asimismo, cuando una persona consume sistemáticamente alguna sustancia, puede tener cambios bruscos en su estado de ánimo o manifestar actitudes y comportamientos (como el desinterés, la locuacidad, la impulsividad, llegando incluso a la violencia) que repercuten directamente en sus relaciones personales.

Riesgo para el organismo

Todas las drogas, dependiendo de las formas de consumo, suponen un riesgo para el organismo, porque alteran y dañan su funcionamiento y aunque cada una de ellas incide especialmente en un órgano concreto, todas con mayor o menor intensidad dejan su impronta en el sistema nervioso central.

Las drogas provocan en el sistema nervioso central:

            · A nivel orgánico: degeneración y atrofia del cerebro, neuropatías, cefaleas y accidentes vasculares como el infarto cerebral.

            · A nivel de funcionamiento: desorientación y confusión, percepción alterada de la realidad, estados de pánico, depresión, psicosis, paranoia, somnolencia, desinhibición, excitación, comportamientos agresivos, irritabilidad, dificultad de concentración, alteraciones de la memoria, falta de control del pensamiento, alucionaciones, fluctuaciones del humor, trastornos psicológicos, etc.

El sistema circulatorio también se ve afectado. Las drogas producen dolencias como: hipertensión, arritmias, enfermedades cardiovasculares, trombosis, infartos, etc,

El sistema digestivo las drogas pueden producir trastornos nutricionales como bulimia y anorexia nerviosa, alteración del proceso de digestión, acidez de estómago, diarrea, estreñimiento severo, afecciones renales, hepatitis, cirrosis y cáncer de esófago, páncreas y vejiga.

El sistema respiratorio también puede verse afectado: irritación de las vías respiratorias, inflamación de los bronquios, disminución de la capacidad pulmonar, depresión respiratoria, diseña, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón.

En el sistema locomotor producen descoordinación motora, letargo, relajamiento muscular, reducción de la percepción del dolor, hiperactividad motora, pérdida del equilibrio, vértigo, temblores y movimientos convulsivos, ausencia de fatiga y, en otros casos, sensación de fatiga permanente.

En el sistema reproductor las drogas pueden provocar apatía sexual o impotencia. En los varones puede dificultar la erección y disminuir la eyaculación. En las mujeres, ausencia de menstruación, problemas en la ovulación, etc.

En caso de embarazo, el consumo de drogas supone un peligro para el feto: riesgo de parto prematuro, de malformaciones en las extremidades, de malformaciones a nivel cerebral…

Las drogas por sí mismas, junto a las alteraciones que provocan en el organismo, favorecen el desequilibrio inmunológico: disminuyen las defensas y, por ello, las posibilidades de infecciones son muy elevadas.

Riesgo de adicción

Todas las drogas pueden provocar adicción, esa dependencia que impide a los individuos desarrollar su vida normal y que tiene además efectos negativos en su entorno más próximo por la pérdida del trabajo, el deterioro de las relaciones (familiares, de amistad y de trabajo), la pérdida de bienes materiales, etc.

Si se llega a este último eslabón del proceso para superarlo se requieren, en la mayoría de los casos, ayuda especializada.

Es tan arriesgado para la vida que las administraciones invierten importantes recursos para, a través de la educación y la formación, evitar que las personas crucen la frontera hacia la adicción.

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